La noche comenzará tantas veces quieras respirar, yo siempre estaré clavada ardientemente a tu espalda y besaré tus latidos. Por siempre será mientras no digas mi nombre.
Malditas las distancias y benditas las uniones en alma. Complicado es el agarre de mi pelo que también agarra mi cuello y la libertad queda reducida a una piedra tirada en el camino, ¡Malditos y Benditos! Todo en la misma rueda, comiendo caminos...
Quisiera que me recordaras así, como una piedra en tu camino, una que te encuentras cada vez que eres capaz de llorar, sentir, cada vez que tu entendimiento se evapora y se transforma en una nube negra. Ayudaré a que el Sol ejerza su fuerza, y su luz aparezca con una sonrisa en medio de la tormenta, pero tú, no digas mi nombre.
Si dices mi nombre, todo habrá acabado, y todo lo construido caerá como castillo de naipes. Amas tus construcciones y yo te ofrezco el anonimato del terreno sin explorar, te ofrezco la despedida del control. Estarás indefenso pero libre, estarás desnudo y sin cargas pero tus grandes murallas habrán caído.
Mientras no digas mi nombre todo eso continuará, todo estará a salvo. Piensas en perdurar, piensas en no perder ese poder, está bien, mientras no digas mi nombre".
María José no tengo palabras para expresar el agradecimiento de q compartas algo tan maravilloso que sale de ti.
ResponderEliminarGracias a ti por leerme, es un placer de mi alma.
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