Alarde de
sinceridad lograra entrar en ese momento como viento abriendo ventanas, el
atasco que su cabeza pudo retener antaño, exoneraba los vacíos, los llenos, los
eternos silencios y los ruidosos alborotos, todo escapó al fin, libertad
añorada, vino a ella como ángel guardando a un amado e indefenso bebé…
La confusión no dejaba cortar los lazos que construyera desde siempre y que
la ataba a las patas de una “cama”. Allí confundida y olvidada, descansaba en
el confort del no cambio. Un colchón raido a trozos pero cómodo al fin y al
cabo; a veces para protegerse y que el miedo no la sacudiera en exceso, lo
cargaba en su espalda, y de esta forma andaba por este mundo de Dios sin poder
levantar la cabeza y contemplar las maravillas del Sol.
No quería estropear los anónimos suspiros de los altares del
cielo, con sus collages de nubes rosas y con sus azules que calman hasta las
histerias de los malvados luciferes, ella siempre a merced de… lo que sea. La
lucha interna en cambio, conseguía que la Vida pasara por sus habitaciones como
agua furiosa descubriendo torrentes de lava que hacían mover su maquinaria,
pero de todos es sabido qué quien juega con fuego… se quema. ¿Jugar? era algo
que sólo ella creía pero sí que era cierto que se quemaba. Con el corazón
achicharrado y las venas carbonizadas, arrastró su último suspiro hasta la
montaña, no cualquier montaña, aquella que sólo existe una vez y que sólo
existe para uno…
Faltaba muy poco para llegar a la
cima, descansó en un remanso de sosiego que un recoveco en la dura roca brindó
amable a su triste, extenuado y molido ser. Pudo respirar tranquila, y pudo saborear de sus últimos
deleites al contemplar la belleza de
esta Tierra nuestra, ¿Últimos? Bueno, eso era lo que ella creía. Un instante de
quietud, de placidez absoluta y aquel cuerpo durmió como los pastos de hierba
fresca a la luz de la luna llena. Allí en ese mundo de fantasía en el que el
mar habla con susurros dulces al oído y
los árboles cantan con sus hojas al viento, despertó de la real pesadilla.
<<No es posible que creer
quisieras que tu fin llegara de esta manera. No es posible que en la inocencia
pura de tu Alma diluir pudiera el engaño en tu sabia cabeza. No es posible que
el dolor tan grande fuera que tu consciencia nublar consiguiera. No es posible…>>
Aquel mensajero celestial su frente tocó
diluyendo así su niebla y ella, de rodillas cayó en la tierra, como se
desploman los árboles asesinados con la fría hacha del leñador aburrido y
hastiado. Brotaron lágrimas como lagos tras los fríos inviernos, y con
esas lágrimas las sombras que envolvían
la entereza de su Alma, resbalaban por un entendimiento que florecía como rosas
sin espinas.
<<Sin esperar un resurgir de
la osadía oculta, la valentía que dejabas saborear a tus sentidos, fueran las
camufladas por las defensas de tu estrategia. Tu trabajo se te antojara ser la
carne del cañón a disparar, con los crudos florecidos como estandarte de tu
sangre, siempre en la disidencia del sufrimiento, con las llagas esperando en
tu ley universal, una ley que sólo para ti funcionaba, que sólo con tu nombre
brillaba, y en esa creencia, la Vida se aleja pues tus manos la sueltan, y en
el abrazo de tu regazo perdiéronse los abatidos desesperos. Las experiencias
para ti se quedan y las enseñanzas en tu Alma se deleitan. Lo sabes, es aquí y
allí que es sabido que lo sabes, más los anhelos por la Muerte encontrar y por
ende, en el fracaso nadar aunque las fuerzas del fondo del abismo logras encontrar,
indicios son de una verdad no revelada, ¿Sabes cuál es esa verdad?>>
La libertad llega cuando el
corazón se expande y su fruto cautiva a la razón con el Amor de la Sabiduría, los
ojos de par en par vieron, los oídos de par en par escucharon, y la risa
destruyó todos los ecos de una montaña. Ella galopó por los confines del viento
y las nubes ya no eran rosas, pudieran ser de cualquier color, y los azules ya
no eran una osadía exclusiva de los dioses. Aquella revelación resultó ser toda
una rebelión: ¿Fracaso? Puerta abierta a otra solución. ¿Dolor? Oportunidad de sanar.
¿Mentira? Creencia obsoleta a renovar. ¿Sufrimiento? Obcecación que requiere de
repaso. ¿Desesperanza? Soberbia que requiere humildad por falta de Fe. ¿Deseo
de Muerte? Cansancio… Y seguir, seguir, seguir… AMOR POR LA VIDA.
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