jueves, 15 de mayo de 2014

¡Abre tus Alas!


   Estaba sentada esperando que la nada irrumpiera en su historia, estaba enfadada, pareciera que llevara veinte vidas en una sola, el cansancio ya no le dejaba ni siquiera pensar en su alma, cada pequeño paso que daba se le antojaba kilómetros de angosto camino, pensaba que algún día todo cambiaría y deseaba que todo aquello hubiese valido la pena. Ahí, sentada en ese banco en medio de aquel apartado parque, con las manos sujetando una cabeza a punto de parecer un collage de trozos humanos por el estallido, lloraba de la impotencia.

   No entendía cómo era posible sobrevivir alegremente en toda aquella mentira, en todo aquel mejunje de vidas, sentimientos, razonamientos y estupideces humanas, era demasiado para alguien que podía ver… Si al menos pudiera mantener lo suficiente una ilusión para lograr un pequeño beso del destino, valdría todo ese desmesurado esfuerzo, lo valdría…

   Quiso recordar alguna etapa feliz de su vida, lo intentó con fuerza, su empeño le costó sangre y sudor, para acabar derrotada, sólo lograba fugaces imágenes en su memoria. Seguramente que la hubo, pero el proceder de su existencia había borrado ya casi toda la memoria feliz que pudiera tener. No quiso alargar más aquel sufrimiento, se levantó y salió a correr como alma que se la lleva el diablo, no importaba la dirección, ella sólo corría y corría.

    En unos minutos de carrera a un poco más de un tiro de piedra,  la ciudad hablaba con sus gritos de muchedumbre, el aire enfriaba sus acaloradas mejillas y una sensación de libertad inexplicable recorrió todo su cuerpo, y como ave que echa a volar abrió sus brazos y cerró sus ojos unos segundos. Sí, esa maravillosa sensación pudo sentirla en todo su ser, una energía la empujaba a que su velocidad aumentara, creciendo más y más su celeridad, y creciendo más y más su estado de éxtasis. El aire acariciaba ahora con más fuerza, pero lejos de molestarle, le encantó, un fuego dulce bullía en su interior poniendo luz en toda su oscuridad, no había en esos momentos recuerdos canallas ni malvados, nefastos ni dañinos, solo vida, apasionada y apacible vida. En ese delirio, y en ese frenesí, los pies abandonaron la tierra, las alas invisibles soportaron un cuerpo ahora ligero y liviano, ella voló.

   Sintió la dicha de un pájaro, en ese aire afable mecedor de almas adormiladas en el susurro de las hadas, en el cáliz del elixir de la inmortalidad, en todo aquello que es posible encontrar la exacerbación de la creación, una dicha incapaz de ser descrita por palabra alguna. Un suspiro salió de su boca perdiéndose con las nubes, aquel sentir era demasiado para un mortal. Decidió bajar, y sobrevolando unos pocos metros por encima de las cabezas andantes de los habitantes de aquella bulliciosa ciudad, pudo mirar…, miró dentro de los corazones de aquellos infelices, sí, todos ellos infelices. Quiso mirar más profundo y dando giros sobre la masa de seres tristes, pudo entender…

   “Ser humano que andas por el planeta de la dualidad mirando los retos como obstáculos, mirando las tristezas y las soledades como malvadas estrategias de los desleales de al lado, mira tu corazón dolido y deseoso de amor, mira tu alma intentando luchar contra corriente, mira toda esa luz de la que eres portador. No confundas el trabajo con dolor, ni el aprendizaje con castigo. Querido ser humano, deja la verticalidad, nadie está por encima de nadie, ni nadie por debajo, adopta la horizontalidad para posicionarte uno al lado del otro. Las diferencias que pudieras ver en las consciencias son sólo las propias que pudiera haber entre un niño y un adulto, el niño con el tiempo será adulto y éste último un día fue niño, etapas no más de un ser. De la misma manera entiende que no existe en este universo dos entidades iguales, cada cual con su identidad, su peculiaridad y su energía, facetas todas y distintas de un mismo Dios.

   Mira tu corazón, mira como llora pues lo único que añora es el Amor, añora que su esencia sea reconocida, sin vergüenza, sin rubor ni sonrojo. Mira tu alma como intenta que regreses a tu inherencia, a tu naturaleza divina. ¿Sufres? Así será cuanto más alejado estés de ti mismo.”

   El vuelo resultó ser la obra de arte de un ser humano, ella, aquella que un día se sentó en el banco de un parque para mitigar su pesar, su soledad y su hastío, y terminó por iniciar el camino que mediante una inquietud insoportable su alma le gritaba, un camino que coronó con el  vuelo. Un gesto, una decisión en un momento de oscuridad lo cambia todo, sólo se ha de querer volar, sólo se ha de abrir las alas… ¡Abre tus Alas y Vuela!

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