domingo, 3 de noviembre de 2013

Gritos del Alma


   Te esperaba, creí lo que sentí, creí en las palabras de Amor sin pronunciar, aquellas que escuchaba como eco martillador en mi cabeza y removían las aguas de mi corazón.

   Te creí a ti, y en el sentir de mi Alma encontré un pequeño oasis. Era el último antes de adentrarme en el profundo y desolador desierto.

   Al principio no molestó el calor, la calidez en mi piel calentó mi gélida soledad, fue hasta agradable un tiempo, después el cuerpo calló como saco rebosante de plomo. Con las rodillas hincadas en la ardiente arena y con mis manos hundidas hasta las muñecas, lloraba mis últimas lágrimas de vida. Exhausta y derrotada borré los pensamientos, todos, ya no servían para el camino que irreparablemente inicié. El camino hacia la muerte se presentaba despejado y sin obstáculos.

   ¡Lo siento! Siento no estar a la altura de una sabiduría adquirida duramente, no estar ni por asomo al nivel de mi más mínima posibilidad. ¡Lo siento! Siento de veras no haber cumplido, ni demandar a quienes debieran haberme cumplido a mí. La estupidez humana no tiene límites y siempre se supera a sí misma. En el fin, sorprendentemente se presenta un duro aprendizaje.

   En la agonía y en el increíble intento por seguir, la respiración se hace difícil, ¡Me ahogo! La esperanza, mi esperanza viajaba miles de metros por delante y fue la que sucumbió primero, con ella agarrada de la mano, caía la ilusión como buena compañera.

   El engaño se mostró tal cual es, es irónico entender que la mentira es sincera, es transparente pues se muestra certera y eficiente. Y allí, en la inmensidad de la nada, a punto de morir de nuevo y por última vez, la revelación del moribundo. Escribiendo esto me demuestro que realmente no sé escribir, es simplemente la expresión de los gritos del Alma.

   Espero lo peor y en el fondo, grito que espero lo mejor, y el engaño vuelve a mostrar su magnificencia y poder, su máxima expresión, el engaño a uno mismo.

   Sigo aquí aún esperando lo inevitable, prosigo y persisto de momento, con una verdad que destroza cimientos y que fulmina moradas. En el proceder de la muerte, el viento mueve las arenas y seca mi rostro, seca lo vivo que aún queda de mi ser. La angustia y la devastación crean montañas de mi esqueleto, montículos de mi existencia que prometen nuevas partículas de polvo. Amor mío te vas sin haber llegado, otra mentira que es verdad.

   Personas, gentes del mundo inmersas en la tarea del vivir, todas cómplices del engaño pues ninguna muestran su verdadero ser. Arquitectos de mentirosas personalidades, creídas primeramente por ellas y defendidas seguidamente a muerte para no ser descubiertas. Mecanismos para defenderse de la autenticidad que abarcan en su interior. La construcción del ser humano se cimentan en arenas movedizas, la visión de cada cual para sí y para el prójimo, es una caricatura burlona, es una máscara que vive como avatar de un ser escondido tras ella. La mentira es en sí la realidad, triste pero cierto. El conocimiento o la imagen más bien de lo que soy, de lo que eres, de lo que somos, es la piel de lobo que cubre al cordero y no al contrario. Y en este juego estúpido nos movemos como pez en un agua embustera pero real a un tiempo pues así la creamos ¿Quiénes somos?

   Creo que ya he muerto, ya no veo ficción, ya no creo la “realidad” que veo, se han caído todos los telones de todos los teatros. Ahora puedo vislumbrar a los actores afligidos y apenados desempeñando papeles resignados y aburridos. Escucho crudamente a los corazones y a las almas gritar en sus prisiones consentidas y construidas con el único propósito equivocado de sobrevivir, pero… ansían la muerte, ansían desprenderse del disfraz y del amparo mentiroso que no deja mostrar su puro y magnifico ser.

   Yo no soy nadie, soy un instrumento de Dios, o de un algo superior. Simplemente, a través de mí Dios se expresa, a través de tí Dios se expresa, a través de nosotros Dios se expresa,… Quizás seamos un pequeño “algo” formando parte de otro “algo” mayor, y reflexionando por tanto ¿Realmente existe la libertad?

   Sí, he muerto y dejé de esperar, se han borrado todos los caminos o según se mire, se han mostrados todos los posibles a un tiempo. Y en esa sensación de vivir o morir en la nada, la dura prueba se presenta ante mí. La muerte se ha expresado y se ha consumado, la elección ahora es difícil, solitaria, ardua y cruda, y no es otra que la renuncia a seguir siendo una separación.

2 comentarios:

  1. Y hay una canción que dice:
    "Que bonita la vida, que da todo de golpe y luego te lo quita, te hace sentir culpable, a veces cuenta contigo, a veces ni te mira, que bonita la vida. Que bonita la vida cuando baila su baile, que se vuelve maldito, cuando cambia de planes, ahora juega contigo, otras tantas comparte, que bonita la vida. Y tan bonita es que a veces se despista y yo me dejo ser y tan bonita es, es vida lo que me das, vida tu caminar,...que sueña que perderás, vida que vuelve a dar, vida que sola estas, vida repleta de gente, que nace que vive, que viene y va. Que bonita la vida tantas veces enorme, te acaricia y te mima
    te hace sentir tan grande, a veces eres su niño, a veces enemiga, QUE BONITA ES LA VIDA". Dani Martin - Que bonita es la vida.

    ¿Y esa no es la ironía de la vida?. Hasta ahora se ha despistado la vida, a partir de ahora le toca mimarte.


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  2. ¡Menudo despiste! pero gracias me ha gustado mucho ;)

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