Te esperaba, creí lo que sentí, creí en las
palabras de Amor sin pronunciar, aquellas que escuchaba como eco martillador en
mi cabeza y removían las aguas de mi corazón.
Te creí a ti,
y en el sentir de mi Alma encontré un pequeño oasis. Era el último antes de
adentrarme en el profundo y desolador desierto.
Al
principio no molestó el calor, la calidez en mi piel calentó mi gélida soledad,
fue hasta agradable un tiempo, después el cuerpo calló como saco rebosante de
plomo. Con las rodillas hincadas en la ardiente arena y con mis manos hundidas
hasta las muñecas, lloraba mis últimas lágrimas de vida. Exhausta y derrotada
borré los pensamientos, todos, ya no servían para el camino que
irreparablemente inicié. El camino hacia la muerte se presentaba despejado y
sin obstáculos.
¡Lo
siento! Siento no estar a la altura de una sabiduría adquirida duramente, no
estar ni por asomo al nivel de mi más mínima posibilidad. ¡Lo siento! Siento de
veras no haber cumplido, ni demandar a quienes debieran haberme cumplido a mí.
La estupidez humana no tiene límites y siempre se supera a sí misma. En el fin,
sorprendentemente se presenta un duro aprendizaje.
En la
agonía y en el increíble intento por seguir, la respiración se hace difícil,
¡Me ahogo! La esperanza, mi esperanza viajaba miles de metros por delante y fue
la que sucumbió primero, con ella agarrada de la mano, caía la ilusión como
buena compañera.
El engaño
se mostró tal cual es, es irónico entender que la mentira es sincera, es
transparente pues se muestra certera y eficiente. Y allí, en la inmensidad de
la nada, a punto de morir de nuevo y por última vez, la revelación del
moribundo. Escribiendo esto me demuestro que realmente no sé escribir, es
simplemente la expresión de los gritos del Alma.
Espero lo
peor y en el fondo, grito que espero lo mejor, y el engaño vuelve a mostrar su magnificencia
y poder, su máxima expresión, el engaño a uno mismo.
Sigo aquí
aún esperando lo inevitable, prosigo y persisto de momento, con una verdad que
destroza cimientos y que fulmina moradas. En el proceder de la muerte, el
viento mueve las arenas y seca mi rostro, seca lo vivo que aún queda de mi ser.
La angustia y la devastación crean montañas de mi esqueleto, montículos de mi
existencia que prometen nuevas partículas de polvo. Amor mío te vas sin haber
llegado, otra mentira que es verdad.
Personas,
gentes del mundo inmersas en la tarea del vivir, todas cómplices del engaño pues
ninguna muestran su verdadero ser. Arquitectos de mentirosas personalidades,
creídas primeramente por ellas y defendidas seguidamente a muerte para no ser
descubiertas. Mecanismos para defenderse de la autenticidad que abarcan en su
interior. La construcción del ser humano se cimentan en arenas movedizas, la
visión de cada cual para sí y para el prójimo, es una caricatura burlona, es una
máscara que vive como avatar de un ser escondido tras ella. La mentira es en sí
la realidad, triste pero cierto. El conocimiento o la imagen más bien de lo que
soy, de lo que eres, de lo que somos, es la piel de lobo que cubre al cordero y
no al contrario. Y en este juego estúpido nos movemos como pez en un agua
embustera pero real a un tiempo pues así la creamos ¿Quiénes somos?
Creo que
ya he muerto, ya no veo ficción, ya no creo la “realidad” que veo, se han caído
todos los telones de todos los teatros. Ahora puedo vislumbrar a los actores
afligidos y apenados desempeñando papeles resignados y aburridos. Escucho
crudamente a los corazones y a las almas gritar en sus prisiones consentidas y
construidas con el único propósito equivocado de sobrevivir, pero… ansían la
muerte, ansían desprenderse del disfraz y del amparo mentiroso que no deja
mostrar su puro y magnifico ser.
Yo no soy
nadie, soy un instrumento de Dios, o de un algo superior. Simplemente, a través
de mí Dios se expresa, a través de tí Dios se expresa, a través de nosotros
Dios se expresa,… Quizás seamos un pequeño “algo” formando parte de otro “algo”
mayor, y reflexionando por tanto ¿Realmente existe la libertad?
Sí, he
muerto y dejé de esperar, se han borrado todos los caminos o según se mire, se
han mostrados todos los posibles a un tiempo. Y en esa sensación de vivir o
morir en la nada, la dura prueba se presenta ante mí. La muerte se ha expresado
y se ha consumado, la elección ahora es difícil, solitaria, ardua y cruda, y no
es otra que la renuncia a seguir siendo una separación.
Y hay una canción que dice:
ResponderEliminar"Que bonita la vida, que da todo de golpe y luego te lo quita, te hace sentir culpable, a veces cuenta contigo, a veces ni te mira, que bonita la vida. Que bonita la vida cuando baila su baile, que se vuelve maldito, cuando cambia de planes, ahora juega contigo, otras tantas comparte, que bonita la vida. Y tan bonita es que a veces se despista y yo me dejo ser y tan bonita es, es vida lo que me das, vida tu caminar,...que sueña que perderás, vida que vuelve a dar, vida que sola estas, vida repleta de gente, que nace que vive, que viene y va. Que bonita la vida tantas veces enorme, te acaricia y te mima
te hace sentir tan grande, a veces eres su niño, a veces enemiga, QUE BONITA ES LA VIDA". Dani Martin - Que bonita es la vida.
¿Y esa no es la ironía de la vida?. Hasta ahora se ha despistado la vida, a partir de ahora le toca mimarte.
¡Menudo despiste! pero gracias me ha gustado mucho ;)
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