Principios del Reiki
El miedo es una emoción que está íntima e inseparablemente ligada al Ser Humano, y es el mecanismo por el cual atendemos a nuestro instinto más primario, el instinto de Supervivencia.
El Miedo o temor es una perturbación del ánimo causado por el riesgo o peligro a perder la vida o bien, por situaciones en las que se ve amenazada nuestra integridad psicológica, deterioro de la propia imagen, pérdida del afecto, consideración o respeto que nos puedan ofrecer otras personas.
La función primordial de esta emoción es propiciar la Adaptación.
La reacción fisiológica del miedo es la Ansiedad. Sus síntomas afectan prácticamente a todos los órganos y sistemas:
- Aparato Respiratorio: falta de aire, agitación, tos nerviosa, suspiros frecuentes, opresión en el pecho, etc
- Aparato Circulatorio: taquicardia, palpitaciones, dolor en el pecho, lipotimias, etc
- Aparato Digestivo: náuseas, vómitos, diarrea, colon irritable, acidez estomacal, dolores abdominales, etc
- Aparato Genital: frigidez, eyaculación precoz, alteraciones del período menstrual, falta de la menstruación, etc
- Sistema Nervioso Autónomo: palidez, sequedad de boca, sudoración excesiva, temblores, etc
Los órganos encargados de filtrar esta clase de energía (el miedo), son los Riñones.
Cuando estos síntomas se hacen crónicos o, más o menos permanentes, aparece lo que se llama Trastorno de Ansiedad.
El proceso de la preocupación comienza cuando se detecta un peligro o amenaza, automáticamente sobreviene la ansiedad de forma leve. A continuación para solucionar la situación aparecen pensamientos que posibilitan la corrección del problema.
La preocupación cuando no guarda relación con el objeto que la provoca, se hace crónica. Se le asocia de inmediato el estado de ansiedad correspondiente y alimentado todo esto con el “Ruido de Fondo” (esos diálogos internos incesables) consiguen germinar el Terror, de esta forma la persona vive atemorizada y esperando sucesos terribles, los cuales son agrandados por imaginarias soluciones que fracasan en su esperada eficacia. La atención del pensamiento se dirige así hacia los nuevos problemas imaginarios haciendo cada vez una bola mayor. En este círculo vicioso la ansiedad aumenta con cada nueva idea.
Se puede llegar al extremo de desarrollar lo que se denominan Fobias o procesos Obsesivos Compulsivos.
Para no caer en esa madeja de ideas sin salida, habría de centrarse en la primera preocupación, en el origen, y no dejar que la imaginación se expanda como tela de araña.
Hay un dicho muy antiguo que viene a decir algo parecido a esto: “Si el problema no tiene solución para qué preocuparse, y si por el contrario, el problema tiene solución no tiene sentido la preocupación”, y otro dicho popular que dice: “No hacer una montaña de un grano de arena”, son ejemplos de buenas recomendaciones para no caer en el abismo del terror de la preocupación.
Ocupamos un lugar en el escenario de una obra de teatro que es esta vida, y lo hacemos desde la posición y la visión de un actor, pero somos tan buenos actores y tenemos tan oculta nuestra memoria que olvidamos que no somos el personaje. Además, tenemos tan enraizado el tiempo dentro de nuestro sistema que vamos viviendo la vida mirando lo ocurrido en el pasado u obsesionados con el qué pasará, por consiguiente la atención que debiera estar fijada en el paso que estamos dando a cada momento, la desviamos hacia otros derroteros que no son los adecuados sobreviniendo por tanto el desequilibrio correspondiente. Nos identificamos con el personaje que representamos hasta el punto de olvidar que somos los actores.
Recuerda ser humano quien eres, además de actor participaste en la dirección y en el guión de la obra. Y si no, tienes buenas herramientas para librarte de las densas energías que no te dejan trabajar con alegría, como es el Reiki.
No hay comentarios:
Publicar un comentario