Vuelves a mí y no te he invitado, la puerta te la dejé abierta o eso es lo que yo recuerdo, o puede que la cerrara, no sé, supongo que es absurdo preocuparse por ello ahora. No eres bienvenido, estoy cansada de tus juegos y de tus idas y venidas…
La desesperanza también se ha metido en mi cama y no me deja oler mi almohada. ¿Por qué has vuelto, y por qué vuelves siempre…?
La mentira y la hipocresía se ríen de nuevo, vuelven a suscribir una batalla. A mi aún no me han derrotado pero me han atrincherado en un rincón lejano, y allí estoy sola añorando a mis hermanos, mi sitio y mi hogar.
Lo sé, esto no es ser responsable, ya había pasado por esto. Le di la vuelta al mundo y puse todo en su lugar. Vaporicé las estacas y las alas, me reí de las sombras y dancé con las luces. Prometí perfilar y mejorar mi propósito, accedí trabajar para mi alma, y logré tocar el cielo sin tener que volar. Me subí en la música y ella me llevó, siempre lo hace, ella siempre está, es lo único que tengo aquí de allí…
Pero la vida en este planeta es bastante cómica e irónica, cuanto más se busca la paz más guerra se encuentra. La dualidad pesa demasiado y el corazón la ve, es el único, y lo peor de todo, es que se sabe, ¿Pero se sigue? No, claro que no, pero saberse se sabe, todo el mundo lo sabe… Es el mundo de lo absurdo y… este mundo es absurdo. Y yo sigo aquí mirando estupideces, sandeces y demás alegorías de lo bobo, atrapada en mi “trabajo”, retenida bajo mi voluntad en una prisión angelical en la que no hay cerraduras.
Me hago cargo, lo sé, es solo una queja, no es responsable, lo sé, lo sé, lo sé,… es solo un lamento, un pequeño soplo de añoranza, un aliento de aire frío que se irá como ha venido, un pequeño mensaje metido en una botella arrojada al mar, solo eso, un suspiro que tiende mi mano…
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