Una rueda de anuncios sin interrupciones, pasean por mi memoria en un intento de distraer el horror de la batalla. Anuncian “productos” presentes y futuros con la única intención de que compre mentiras. Valen una pasta pues con cada mentira me arranco pedazos de mi carne. Pero esta vez la confusión no es ni fingida ni creída.
Me acompaña el olor a tierra mojada, el cálido suspiro de las entrañas del mundo, y el suave aliento a Vida soplado por una flor. Cierro mis ojos y me arrepiento de la carne arrancada por mis manos, pero esto ya es absurdo, aquellos trozos de mi ser se pudrieron en los fangos de los fondos del ego y del dolor. Ya se pagó un precio, muy alto. No hay hogar para mí, se perdió mientras me contaban falacias y yo me las creía, o quería creérmelas. Pero he de encontrar uno, ahora lo quiero, ahora que aún no es tarde aunque me falten muchos pedazos, ahora que sé que volveré pronto a mi casa, mi verdadera casa, pero antes he de encontrar un hogar aquí…
Sonrío mientras meto mis pies en las frescas aguas de la mar, alzo mis brazos y mi cara enviando Gracias a un Sol que con un gesto de caballerosidad me ilumina el cuerpo. Ya no hay marcha atrás para mí, solo puedo seguir adelante sin titubeos, sin falsedad y sin miedo, lo haré, terminaré mi contrato, pues así me comprometí y así agarro mi responsabilidad hoy por los cuernos. Solo necesito una cosa, solicito un hogar aquí, en la Tierra…
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