¡Sal, sal! Es el ardiente fuego
que noto. Quema los adentros de este ser aprisionado en su pequeño palacio frio
y de cristal. ¡Sal! Fuera está el Mundo, ese que sólo veo en fotografías, el
que sólo me cuenta historias para mantenerme dormida. El sueño ya no alcanza
mis estrellas se han diluido en la espiral del tiempo.
Voy a escribirte una misiva querida obsesión, me acompañaste desde el
principio pero es la madurez que con sus lazos de seda, sujetan y miman mi
estampa. Resulta que toqué la arena del mar y me hizo cosquillas en el Alma y
la fresca agua de su orilla, limpiaba mis pies doloridos del cansancio del camino.
Resulta que el aire de su suave brisa, peinó mis cabellos desaliñados de las
noches sin dormir. Resulta que las gentes con sus peculiares disfraces, se
desnudaron ante mí. Resulta también que la oscuridad que mis espejos
cortésmente me mostraban, pudieron hacer que entendiera y aprendiera de la
Vida, pues sus secretos fueron desvelados.
Resulta amada obsesión, que miré una y mil veces pues mis ojos fueron
secuestrados y en la tortura, hallé el milagro de no necesitarte.
Ven, ven que quiero cantar pues tú querías ser para mi, ven que quiero
mostrarte el nacimiento de las olas del mar, rompiendo las duras piedras.
Ven que te acompaño en tu último caminar, pues aquí mueres y yo, naceré
como un ave nuevo. Y en este suspiro, que hace de mi corazón, un salvaje, te cojo de la mano, voy a elegir un mazo.
El roce de tu piel me hace estremecer como lo haría el fiel amante,
probablemente te echaré de menos, pero el viento levanta el polvo y se lo lleva
lejos, y las dunas de mi desierto se quedaron en una de esas fotografías que la
Vida me regaló.
Entra en mi hogar, si lo deseas puedes mirar, pues aquí todo es
desvelado, a veces abruma un poco, pero la sorpresa siempre supera toda
nostalgia perdida. Esa energía magnética que te invita al abrazo en soledad es
también la tuya. La impresión sobrecoge un poco ¿verdad?
La venganza no es mi pretensión pero he de despedirme con un regalo,
pues te brindo la oportunidad de que te veas en uno de mis espejos. Mírate con detenimiento
y sobretodo con amor, con mucho amor, pues yo fui capaz de mirar con esos ojos.
Mira tus deseos más ocultos, mira tus fracasos, tu culpa y tu…, inmenso Amor.
Mira también, el escalofrío que corre por tu espalda, siéntelo, pues
aquello que siempre está escondido, sueña con la libertad y sus barrotes
oscuros e inmateriales se presentan como fuerte y duro acero. Mira, pero mira
bien, pues no existen y en cambio están ahí derramando su maldito y bendito
poder.
Cuentas con mi apoyo, cuentas con la sabiduría de la que ha vivido
mirando siempre los reflejos de la realidad. Pero aprende rápido, pues el Sol
me ha llamado esta mañana y viene para quedarse.
Mis pies están sangrando, camino por los escombros de cristales, me
dirijo al riachuelo que escucho a lo lejos en este valle verde de ensueño, allí
sanarán mis heridas. Los rayos del Sol me queman la cara y yo le doy la
bienvenida, he de acostumbrarme a su cálida caricia.
No terminé mi carta de despedida pero Ella me acompañó hasta el último
momento.
Me dio la suficiente fuerza para levantar el pesado mazo y romper uno a
uno mis espejos.
Me despido ahora, diciéndote ¡Hasta siempre! Fuiste una gran amiga
querida obsesión, pues sin ti, no hubiera conocido jamás mi yo sumergido, y sin
ti, nunca hubiera podido rescatarlo.
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