Otra vez había caído, otra vez sufría sin motivo
aparente. No le iban del todo mal las cosas, pero el seguir por los senderos de
su vida se le hacía cada vez más difícil. Aunque su dificultad no radicaba en
la comprensión le costaba levantar el vuelo, la motivación se le agotaba en
seguida, el seguir adelante se convertía en lucha diaria con el consiguiente consumo
de energía y cansancio. Ese día estaba especialmente triste, todo a su
alrededor pareciera haber adquirido un gris perenne pero se acercaba una
sorpresa que cambiaría su vida en manos del cartero.
La carta
no tenía remitente, comprobó la dirección y todo estaba correcto. La intriga y
la curiosidad le hizo abrir aquel misterioso sobre. Decía lo siguiente:
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Querido Ángel de la Tierra:
Superfluo
revierte el mar de tus adentros, no es necesario deshacerse del agua, ni vaciar
los recipientes, grandes o pequeños. Deja que el fuego salga y en el transcurrir
hacia la salida, evaporará el agua necesaria, el equilibrio será alcanzado.
Yace en ti
lo imprescindible, lo tienes todo, refuerza tu fe lanzando los dardos de veneno
con las letras, el verbo sana dificultades y errores hechos heridas dolientes,
al escribirlas la medicina será satisfecha. Él te espera también, también
sufre, el árbol sagrado alberga el alma de los dos, y en sus ramas el amor
reverdece vuestras tristezas. La pena tarda en diluirse pero siempre lo hace,
nada dura eternamente.
Sabes
quién eres, sabes de dónde vienes, allí en tu casa te esperan, pero tú no
quieres volver hasta completar tu misión. Aún cuando el dolor te haga caer y
desgarrar tus entrañas, es tu ser quien elige quedarse. Sé honesto contigo
mismo y ante todo ejerce la compasión, los ojos así podrán ver. Los caminos ya
están trazados sólo hace falta el caminante que quiera andar por ellos.
Existe el
mal y existe el bien, más no pienses que las gentes nacen marcadas, son los
lados hacia donde ondula el péndulo, unas veces hacia un lado y otras hacia el
otro. Pero el péndulo puede trazar elipses o círculos, e incluso oscilar cerca
del centro todo el tiempo, eso sí, el movimiento no es discutible, la quietud
absoluta no ha lugar en el Universo.
Mañana a
las doce el joven César beberá el vino y habrá completado su iniciación, bajará
las escaleras y mirará a su gente, ellos esperarán en silencio. El joven rey
leerá un pergamino en el que dictará sentencia: “Dios no vendrá muy tarde, ya
está aquí, se hace llamar Verso”, y dirá a tu oído que la luz al fin llega a tu
vida, la verás ya desde hoy, y ya no tendrás dudas, sabrás la encomienda que
Dios te ha dado, será un día dichoso, pues la oscuridad habrá terminado para
ti. Cuando eso ocurra no te asustes pues no estarás desprovisto de ayuda y te
sorprenderás de las pericias adquiridas por tu persona en tu largo pesar.
Mañana, a partir de las doce llegará tu regalo, un obsequio que marcará el
inicio de tu vida pública como lo que eres, el despertar de las almas abrirá al
fin el camino del florecimiento de la humanidad, tú harás.
El corazón
se elevará y la tierra quedará vacía de suciedad, las alas batirán con fuerza
el resurgir del ángel, todos aquellos que en la tierra bajaron a ayudar a la
raza en infancia. Todo ángel será liberado de la esclavitud de la carne, todo
ángel será llamado, no temas, ya ha llegado el momento del júbilo…
La
esperanza no se la llevó el viento que sopla los campos de batalla, no se la
llevó los insultos ni la sangre derramada, nunca había desaparecido, se
guardaba bajo la tierra debajo de tu cama, escondida por la falta de fe. Nunca
puede ser destruida, pues existe alguien siempre que la rescata. Cuando vinisteis
a este planeta de lo que se os dieron, la llamada interna para la búsqueda de
la esperanza, fue lo más imprescindible. Este mundo es arduo en verdad y en
amor, las vidas se complican haciendo de ellas el infierno. Era necesario
habilitar una salida, siempre hay una salida, no lo olvides sólo tienes que
creer y la esperanza aparecerá debajo de tu cama.
¡Ángel de la Tierra!, ha llegado el momento, se
ha dejado atrás los tiempos del exilio en la sombra, has de salir y mostrar tu
nombre, es tiempo de alegría y de feliz encuentro pues todos os podréis mirar a
los ojos y reconoceros, es tiempo de reconciliarse con vuestro origen y con
vuestra sagrada naturaleza, es tiempo ya, es el tiempo…
Fdo.:
Rochel – Dios que ve todo >>
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