miércoles, 2 de mayo de 2012

Cuando la desesperanza hace cosquillas al alma


   Agarro los cabellos con rabia, es lo único que probablemente haga y sin embargo la sangre hierve por todo el cuerpo, pero se acabó incluso media hora antes de empezar, o debiera decir una eternidad... Todo empezó cuando volví a encarnar ¡Vaya tu qué cosa! o ¡Vaya tu qué locura! Podríamos acabar con esto ya, puesto que el raciocinio se desparramó por la mesa cuando el golpe a la tontura destrozó la imaginación creativa, si es que alguna vez existió de una forma innegable, si, innegable… El caso es que después de una vida llena de experiencias de la índole que sea, todo pareciera ordinario y habitual, la lucha se reduce a un respirar para no morir, solo un respiro.
   Y todo sigue, se recupera las fuerzas cuando se han agotado, incluso cuando se han extinguido en el árbol cuyo fruto es nuestra propia vida, ese árbol que brilla como estrella dorada inagotable. El semblante como de arcilla adopta las formas de mil caras una por cada rictus y las aguas de las emociones bañan los recuerdos del pasado, mientras el contador de las vivencias regresan al cero para empezar los nuevos ciclos, pues la vida es movimiento y el parar no se contempla, no hay descanso para el guerrero.
   Lo sabe, y a veces se lamenta, comprueba que las manos están sanas y piensa ¿por qué no habré perdido alguna de ellas en la batalla para no tener que volver? Y lo peor es que es posible que haya pasado, pero aún se siente guerrero aunque las heridas le hayan mermado tanto que el respirar supone la vida misma, pero sigue, sigue y sigue… Y con el lamento se alimenta la desesperanza porque la imaginación continua intacta incluso cuando las caídas simulan el esperado fin para devolver la ilusión al cansado corazón. ¡Ya está todo acaba aquí! Sonríe iluso, sonreímos ilusos... Una oleada de un nuevo respirar abate con vigor la mentira de la conclusión, puede que estuviera equivocado, al fin y al cabo tampoco ha sido para tanto, total, se ha perdido algún miembro en el camino pero todavía quedan otros. El corazón sigue latiendo, sigue, sigue y sigue…
   El alma contempla, observa su creación, es una obra de arte, la ha preparado con mucho mimo, no escatima en “gastos”, si algo sale muy mal, tanto como para tener que desistir del “proyecto”, siempre puede mejorar la próxima vez, la próxima vez que encarne en otro cuerpo, otro ser humano… La desesperanza solo le hace “cosquillas”. Y yo me pregunto ¿Qué puede hacer ese ser humano? ¿Qué podemos hacer nosotros los seres humanos que damos a nuestra alma la oportunidad de realizarse? ¿Tan separados estamos de sus planes?
   En estos momentos no sé quien habla, ¿Habla mi alma? ¿Hablo yo? ¿Quién es Yo? Solo sé que me iré y volveré siendo otro Yo, y se olvidará o posiblemente no, pues mi alma recoge todo lo mío… Sea quien sea, solo quiero dejar constancia de que soy un ser humano héroe, porque todo lo que he vivido y he sido tiene importancia, tiene mucha importancia, y que cada vez que he llorado y lloraré, cada vez que he reído y reiré, habrá sido un acto de vida que transciende del trabajo y de lo meramente reglamentario. YO, soy algo más que el trabajo de mi alma…

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